[El pasado 4/7 Beatriz Rivera, responsable de difusión del XI Congreso Español de Sociología, me hizo una breve entrevista para la misma que, por motivos que desconozco, no llegó luego a la web del Congreso. Aquí va]
Como coordinador del Grupo de Trabajo de Sociología de la Educación, ¿cuáles destacaría como los temas que más preocupan a día de hoy a la disciplina?
Hoy, como siempre -al menos en España-, la Sociología de la Educación se preocupa especialmente por las desigualdades ante, en y por efecto de la escolarización, lo cual es justo y necesario pero nos plantea varias cuestiones colaterales. La primera es que sigue predominando una perspectiva de caja negra, es decir, que miramos mucho lo que entra y lo que sale, o cómo sale lo que entra, pero miramos menos lo que sucede dentro. La segunda es que, entre las desigualdades, que son varias y variadas, ha habido un desplazamiento del interés de la clase social hacia el género y hacia la nacionalidad (la condición de nativo e inmigrante, etc.), a la vez pero no tanto hacia la etnia y en muy escasa medida hacia las desigualdades territoriales (a pesar de que están ahí e incluso aumentan) o hacia las discapacidades y otras singularidades que la escuela convierte a veces en desventajas (desde el acoso entre iguales hasta las altas capacidades). La tercera, que este debate se concentra en buena medida en el fracaso y el abandono escolares, sin duda por la alarma general al respecto, y en los datos y estudios PISA, que evidentemente han supuesto un salto en la calidad de la información disponible.
En esta edición del CES se observa también la irrupción de un elevado número de comunicaciones sobre la Universidad. Es interesante, y creo que tiene una doble cara: por un lado, la expansión de la enseñanza superior ha convertido en intrínsecamente problemático un subsistema que antes no lo era tanto, o no lo parecía, aunque sólo sea porque ya está en torno al 40% de la población en edad; por otro, el metonímicamente llamado proceso de Bolonia no sólo es una cuestión de interés, sino que afecta a los intereses.
En sentido contrario, creo que sigue habiendo un déficit de atención hacia el papel, la recepción, los efectos, etc. en y sobre la institución escolar, la educación y el aprendizaje de las tecnologías de la información y la comunicación, los servicios de redes sociales, los nuevos medios digitales y las comunidades en línea.
El Grupo de Trabajo de Sociología de la Educación es uno de los grupos con mayor volumen de investigaciones del XI Congreso Español de Sociología, ¿cómo se desarrollarán las sesiones de trabajo?
Tenemos previsto exactamente un centenar de comunicaciones, a pesar de que se desestimaron algunas en estado de abstract y se puso mucho énfasis en que se evaluaría con rigor los textos finales (lo que se ha traducido, finalmente, más en renuncias que en rechazos: la cuarta parte aproximadamente). Con tal cantidad y dadas las constricciones propias de un congreso general, hemos decidido dar a los paneles (las sesiones de comunicaciones orales), ante todo, una consistencia temática, pensando tanto en el interés de la mayoría que escucha como en el de la minoría que expone; también hemos querido que no hubiese demasiadas comunicaciones por sesión, con objeto de que fuesen mínimamente relajadas y fuera posible el debate, de modo que en todas habrá sólo 6 o 7 presentaciones. Como hemos desdoblado las cuatro sesiones en ocho, hemos terminado dando cabida exactamente a 50 presentaciones orales, quedando otras tantas para otros formatos. No es que buscásemos ese 50/50, pero así ha salido.
Para el resto, lo que hemos hecho ha sido renunciar a las relatorías y diversificar el formato póster, por así decirlo. La fórmula de relatoría no nos convencía mucho porque es difícil si no hay confluencia entre los papers y fácilmente deja a todos insatisfechos. En cuanto a los póster[e]s, hemos dado el salto al entorno digital, de modo que todos ellos (también las presentaciones de los paneles) estarán expuestos en forma de presentaciones (PowerPoint, PDF o similares) en un repositorio fácilmente accesible, SlideShare, lo que permite verlos en cualquier momentoy desde cualquier lugar y dispositivo (conectado o previamente conectado) más algunas funciones añadidas que faciliten ir al abstract y el texto, contactar con el autor, etc. Por supuesto, todo el que lo desee puede utilizar además el póster en formato clásico, es decir, impreso y colgado de una pared o un panel, y sentarse a su vera. A esto hemos añadido, con carácter experimental, el formato (voluntario y acumulable) pecha-kucha, o ignite, que consiste en una presentación relámpago (en nuestro caso, 3 minutos) visual, pautada y automatizada, acompañada de una exposición oral ceñida a ese lapso. Se trata de une experimento, una fórmula poco habitual en el gremio, de la que ya haremos balance.
¿Cuál es su visión de la situación actual de la educación en España? ¿Qué opinión le merece la LOMCE?
Esta pregunta se presta más a escribir un libro que a ventilarla una breve entrevista... y quizá el día en que hablo como coordinador del GT13 no sea el más oportuno para responderla a fondo, de modo que me perdonarás que pase un poco por encima. Lo que es evidente para todos, cualquiera que sea el diagnóstico al que lleguen y el tratamiento que propongan, es que la situación es más que preocupante; lo era ya y, lógicamente, lo es más en medio de la crisis y las restricciones presupuestarias. Personalmente, y simplificando mucho, yo estoy en contra de los cambios en la ordenación educativa que introduce la ley, desconfío de los mecanismos de evaluación y soy favorable al reforzamiento de la autonomía, la dirección y la rendición de cuentas. Pero, pensando en la sociología, debo reconocer, por un lado, que hacía mucho tiempo que no se discutía tanto sobre la educación, y desde perspectivas que podemos considerar propias -no hay mal que por bien no venga, diría alguno-, pero debo también expresar mi inquietud sobre el grado en que se simplifica, o incluso se vuelve maniqueo, el debate en la opinión pública, en los medios y, más aún, en las redes. Pero la investigación tiene su ritmo, que es más lento que el de la política y que el de los movimientos sociales, de manera que a pesar de la fuerte visibilidad del problema y del tema en la esfera pública hay muy pocas comunicaciones a este respecto, y las pocas que hay son más bien ensayísticas o de análisis documental. Los sociólogos nos vemos solicitados para valorar esto a aquello en medio del debate público, pero una cosa es avanzar opiniones o conjeturas más o menos fundadas (incluso una educated guess) y otra poder presentar resultados de una investigación sistemática, lo que ya llegará.De hecho, desde el GT13 y la ASE pensamos, propusimos y planeamos un debate sobre los fundamentos (o no) sociológicos de la ley y las políticas presentes para una sesión especial del Congreso, y el ministro, que no en vano es sociólogo, aceptó participar, pero la Facultad valoró que no reunía condiciones de infraestructura y seguridad para garantizar la viabilidad del acto y la FES asumió esa decisión. Otra vez será.
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