El desarrollo de las nuevas tecnologías está cambiando radicalmente el
entorno en que todos, en particular la infancia, la adolescencia y la juventud,
se comunican y aprenden, muy distinto del heredado de la imprenta y configurado
en torno a la forma de lectura propiciada por ésta y adaptada a la escuela. Sin
embargo, la institución se mantiene relativamente impermeable a su penetración
por la resistencia de la profesión docente, que combina un doble discurso de
descalificación del nuevo entorno y aceptación puramente formal con una
práctica de aceptación selectiva, al servicio de las prácticas tradicionales.
(Abstract de mi artículo del mismo título en Panorama Social 18, enero 2013.
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