Leo en El País una noticia sobre una campaña contra el acoso escolar en Finlandia y me encuentro, aunque no venga mucho al caso, con un descarte sobre Estampas finesas una de las cuales dice, o reza: "Dos de las profesiones públicas mejor pagadas son la de policía y de [sic] maestro." El sic es mío, pero dejemos la broma de que, leída literalmente, la nota dice que se paga bien al maestro-policía. Dejemos también de lado que ser "de las profesiones públicas mejor pagadas" tampoco significa mucho si no se da por supuesto que el conjunto de ellas están bien o, al menos, normalmente pagadas (la verdad es que la corrección de estilo en El País está soportando mal los recortes). La cuestión es que, siendo Finlandia el faro de Europa en las procelosas aguas PISA, se insiste mucho en que su mejor activo es un profesorado altamente seleccionado, de reconocido prestigio, bien formado y bien pagado.
Aquí sólo quiero ocuparme de este último aspecto, que es el que resalta el periódico en un contraste implícito con nuestro país. El cuadro vecino muestra las remuneraciones medias de los profesores de enseñanza secundaria superior (bachillerato y FP), secundaria básica (ESO), primaria e infantil en los países de la OCDE (excepto Grecia, Japón, Suiza y Turquía, para los que no hay datos). Son cifras de Education at a Glance 2013, indicador D3, tabla D3.1, actualizado a 24-6-2013, y recogen los salarios de 2011. Es cierto que entonces apenas comenzaban los recortes, pero no lo es menos que ya veníamos oyendo de largo los mismos factoides sobre los salarios españoles y las mismas explicaciones simplistas sobre el buen desempeño finlandés. No estoy hablando de la coyuntura (que tampoco es a estos defectos muy distinta) y el corto plazo, sino de la estructura y el largo plazo.
Cada conjunto de cuatro barras agrupadas indica los salarios para los cuatro niveles mencionados en cada país. Los países están ordenados de mayor a menor salario de los maestros de primaria, que son los más numerosos. La escala no es en salarios absolutos, que no serviría para nada (con la misma cantidad de euros se puede ser rico en Chile y pobre en Luxemburgo), sino relativos. Concretamente la relación entre el salario del profesor y el salario medio de un trabajador de 25 a 64 años, con educación superior (universitaria o equivalente), empleado a tiempo completo (jornada y año). Por lo tanto, si la barra correspondiente al profesor español de secundaria superior alcanza la vertical del valor 1,40, significa que gana, en media, un 40% más que el trabajador-tipo de referencia. No sólo es esta la forma correcta de comparar salarios, o al menos una de las más correctas, en vez de fijarse en los salarios absolutos sin hacerlo en el índice de precios ni en los salarios de otros grupos, sino que nos da además, directamente, un indicador de la posición relativa de la profesión docente en el conjunto de la fuerza de trabajo, algo que se antoja esencial en un medio y para un sector en los que siempre se está hablando de reconocimiento, prestigio, etc.
Pues... a la vista está y casi sobra todo comentario. Los profesores españoles, con indices salariales de 1.23, 1.23, 1.38 y 1.40 (siempre en el orden de etapas mencionado) están muy bien situados tanto entre el conjunto de los trabajadores españoles como entre el conjunto de los profesores de la OCDE. Para la UE21 los valores son 0.77, 0.80, 0.84 y 0.89, y, para toda la OCDE, 0.80, 0.82, 0.85 y 0.89 (descontados siempre esos cuatro países de los que no hay datos). Nótese que España queda en segundo lugar, tras Corea, porque es el que corresponde a los docentes de infantil y primaria, pero estaría en el primero si clasificásemos a los países según el nivel salarial en cualquiera de los niveles de secundaria. Ahora sólo hay que ganárselo.
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