9 sept 2020

¿Adónde irá la educación?

 Mi tribuna en El País, 6/9/20

La tremenda prueba de resistencia y resiliencia para el sistema traída por la pandemia va a alterar nuestra visión de las prioridades. Ahora es probable que el trinomio repetición-fracaso-abandono pierda visibilidad, ya que Ministerio y CCAA han alentado la promoción de curso y la recesión elimina el tirón del empleo juvenil y, por ello, del abandono. Pero si, a medio plazo, viene la resaca contra el descenso del nivel, habrá más fracaso (menos graduación) y, con las secuelas de la desescolarización, más abandono prematuro.

Otras dos cuestiones han descollado. Una, la tutela y cuidado de los menores, socializados y encomendados a la escuela aunque relegados y denostados, pero ahora prioritarios. Otra, la desigual composición social de los centros y la distribución desequilibrada del alumnado más vulnerable (no sólo según el tópico estatal vs. concertada), que ha supuesto desafíos dispares. Pero hay problemas que no parecían tan urgentes, nos han estallado en la cara con la pandemia y condicionarán nuestro futuro más que nunca.

Tetsuya Ishida: Examen

Primero, la digitalización. Dispositivos y conectividad en centros, subvención a alumnos y familias en desventaja y, sobre todo, capacitación del profesorado, derecho para el que siempre hubo medios y deber poco atendido. Desde la estampida de marzo a hoy hemos visto la diferencia entre los centros y profesores avanzados o simplemente listos para la transición y los que no lo estaban. La falta de competencia y fluidez digitales hoy equivale al analfabetismo ayer: desdichados para cualquiera e inaceptables en la docencia.

Segundo, la dictadura del aula-huevera, la falta de entornos de aprendizaje abiertos, flexibles e innovadores. Incluso la incapacidad de no pocos profesores y autoridades para imaginarlos, tan patente en el raca-raca sobre las ratios y la tardía e insuficiente iniciativa para rediseñar y aprovechar esos y otros espacios. En suma, poca capacidad innovadora.

Tercero, la mala gobernanza del sistema: un Ministerio lento, dieciséis comunidades (exceptúo la Valenciana) confundidas, ayuntamientos sin competencias ni un lugar propio (tan importante ahora para ampliar espacios y modalidades) y centros no siempre conscientes de su autonomía ni responsables en ella.

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Cuarto, una profesión trufada de valiosas individualidades pero con poco músculo colectivo, inicialmente en retirada y siempre temerosa y vacilante, cuya voz ha sido capturada por los sindicatos en un discurso monocorde: más recursos, para más profesores, para más afiliados… para seguir con más de lo mismo. Más recursos sí, pero de nada valdrán sin más y mejores ideas.

Quinto, la desmesurada politización: partidismo en y desde las instituciones, nacionalismos más preocupados por el fuero que por el huevo, inoportuno (en plena crisis) e injustificado (vista la respuesta unos y otros) desentierro del conflicto público-privado, amenazas de huelga, descalificaciones y fanatismo en foros y redes…

Los temerosos pedirán, en tiempos de tribulación, no hacer mudanzas. Los acomodados verán sólo ataques y alertarán contra la doctrina del shock. Los comprometidos e innovadores viven la crisis como lo que es, pero sabrán ver en ella una oportunidad.









1 comentario:

  1. Estimado profesor Fernández Enguita: Para un análisis más perfilado de la realidad realmente existente en este (no)inicio de curso gallego, le recomiendo de la lectura de la noticia aparecida en el periódico La Voz de Galicia: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/educacion/2020/09/12/educacion-deja-libertad-centros-regulen-reparto-aulas/00031599930771560828601.htm.
    Le recomiendo también visitar la web de algún centro de secundaria de Galicia: http://www.edu.xunta.gal/centros/iesmilladoiro/node/1540. Le aseguro que ninguna de las personas que mueve mesas (conserjes y profesorado voluntario) lo hace para ganar aplausos (https://blog.enguita.info/2020/08/como-debe-ser-la-vuelta-la-escuela-la.html). Es posible que “No es que a la gente le preocupe más los bares que los colegios, es que a los bares les preocupa más abrir” (https://blog.enguita.info/2020/09/a-los-bares-les-preocupa-mas-estar.html). Es posible.
    Por otra parte, a estas alturas uno ya no sabe a quién corresponden las competencias educativas. Es cierto: no parece muy tranquilizadora una convocatoria del Consejo Interterritorial de Educación un 27 de agosto. Solamente le subrayo un detalle: el primer párrafo del protocolo Covid (https://www.edu.xunta.gal/portal/node/31754) de la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia, tanto en su versión de finales de julio como en la del 31 de agosto, dice que la educativa es una “competencia plena da Comunidade Autónoma de Galicia para o regulamento e a administración do ensino en toda a súa extensión, niveis e graos, modalidades e especialidades” (artículo 31 del Estatuto de Autonomía de Galicia).
    Como podrá como comprobar, si es que ha tenido paciencia y tiempo para llegar hasta aquí, nuestras autoridades educativas no pierden su savoir faire, a pesar de todo: “Román Rodríguez [de nuevo máximo responsable educativo gallego] citó la frase de una de las personas que le acompañaban en la comparecencia, Enrique Pazo, director del CIFP Ferrolterra, para decir con humor: «Nunca pensei que medio metro fose tanto»”. A estas alturas, uno ya no espera que las administraciones digan “a cada centro todo lo que hacer, sino qué hacer en todos ellos, que será sólo parte de lo que deba hacer cada uno”, ni siquiera que no molesten. Sencillamente aspiro a que no hagan daño. Atentamente, Víctor Manuel Santidrián Arias. Profesor de enseñanza secundaria.

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