11 may 2011

Bildu, el insignificante etarra y el previsible circo pepero

Guste o no guste, desde el momento en que la corriente abertzale ha optado por la vía pacífica para la defensa de su programa, tenía que llegar el momento en que Bildu, u otra formación que la suceda, será legalizada incorporando a sus filas a quienes ayer fueron terroristas o defensores de los terroristas y, probablemente, recogiendo el voto de quienes todavía lo sean.
Eso es lo que queríamos, ¿no? Queríamos que abandonaran el terrorismo, la lucha armada, y aceptaran la democracia y sus límites, y es lo que han hecho, hasta el momento de forma casi impecable. Pretender que tengan que hacere más méritos que cualquier otro partido para poder actuar legalmente sería muy poco democrático y, por lo demás, bastante inútil.
Salvo que se descubra que el PP pretende excluir para siempre de la vida política a cualquiera que en algún momento haya apoyado al terrorismo, al igual que en las democracias populares se excluía del voto o de la universidad a los hijos de la burguesía. Pero el PP no quiere eso, que sería una sandez, sino simplemente hacer el máximo ruido en campaña para movilizar a todo el electorado de la derecha, incluida la extrema derecha.
Dentro de unos dias asistiremos de nuevo al lamentable espectáculo de las víctimas, o más exactamente de la AVT, haciendo de mamporreros del PP al grito de "Ante la traición a España, ETA fuera de las elecciones". Donde dice ETA quiere decir Bildu y donde dice traición quiere decir socialista, pero ya estamos acostumbrados a la retórica del histriónico Alcaraz.
El TC ha sicho por mayoría que pueden concurrir a las elecciones, aunque cinco de sus once integrantes han hecho constar que no están de acuerdo. Pero también cuando el TS dijo que no podían hubo otros cinco que hicieron constar que debería poder. Las decisiones son irrecusables, salvo que la del TC prevalece sobre la del TS, y ambas dicen lo mismo: Bildu está a medio camino y debe saber que podría perder lo que ha conseguido, lo mismo que antes se le hizo saber que podría obtener lo que se le habia negado.
Hoy, lo cierto es esto:
1. El Tribunal Constitucional tenía la última palabra, y la ha dicho: Bildu es legal, por el momento.
2. Que un miserable etarra despliegue, el día que sale de prisión, una pancartilla pidiendo el voto para Bildu, no debe tener más consecuencias que si lo hubiera pedido para el PP.
3. Que las esté teniendo, particularmente en el discurso de la segunda línea del PP (todos excepto el todavía silencioso Rajoy) y su círculo mediático, sólo indica que hasta un pobre imbécil como ése sabe cuán previsibles son éstos y cuán débiles e instrumentales sus convicciones democráticas.
En fin, una pena pero de ninguna manera una sorpresa.

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