Vocación, viene del latín vocare, vocatio, llamada. Originariamente se refería a la llamada de Dios a la religión, pero luego se extendió a la atracción por una profesión, en el entendido de que éstas tienen siempre un elemento de servicio a los demás, al sentimiento de ser el tipo de persona adecuado para ella. Fueron Lutero y Calvino quienes le dieron este nuevo y más amplio sentido. Esta llamada se considera la contrapartida de la responsabilidad y la dedicación que las profesiones, dado su alto grado de autonomía, requieren. Vean cómo lo entiende una academia dedicada a la preparación de oposiciones para la enseñanza pública. ¿Educar? ¿Enseñar? ¿Formar ciudadanos? ¿Cuidar? ¿Transmitir el saber? ¿Acercar al conocimiento? ¿Igualdad? ¿Intelectuales críticos? ¿Sacerdotes de la república? Quién sabe, pero ¡para toda la vida!
¿Para toda la vida?, ni la vida
ResponderEliminarmaldita vocación de servicio a los demás...me hizo ser sociólogo en lugar de ir a esta academia y tener un trabajo para toda la vida. Mariano, estas cosas no me las dijiste en clase, de ser así hubiera corrido a apuntarme y ahora no tendría este futuro tan incierto. Madre mía...
ResponderEliminarasí nos va en la educación.
ResponderEliminarCuando se confunde toda la vida con profesional mediocre con la agravante que los docentes trabajan con niños y el mal que hacen escondidos detrás de unos puestos para toda la vida es también para toda la vida porque supone una educación mediocre supone un futuro mediocre.