14 may 2014

La perla de la repetición de curso


Suele decirse que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra, pero se repara poco en que la escuela es la única institución que, además, obliga a hacerlo: en la misma piedra y de la misma manera, o sea, a repetir curso.
El asunto es especialmente relevante para España, pues aquí se da una de las tasas de repetición más altas de Europa y la OCDE. Digamos, para ser justos, que el invento es foráneo (el mal francés, se lo llamaba), pero aquí ha sido perfeccionado hasta el sadismo. El informe de Eurydice La repetición de curso en la educación obligatoria en Europa: normativa y estadísticas indica que, entre treinta y cuatro sistemas educativos europeos, el español arroja la quinta mayor tasa de repetición en primaria (tras Portugal, Lituania, Bélgica-Walonia y Francia) y la segunda en secundaria obligatoria (tras Luxemburgo). Recientemente, la circular Pisa in focus nº 6 llamaba también la atención sobre los altos costes de la repetición y su asociación aparente con peores resultados al comparar sistemas escolares.
La repetición no es algo nuevo, sino una fórmula muy arraigada en los sistemas educativos y en la profesión docente. De hecho no sólo los profesores y las autoridades educativas sino también las familias tienden a confiar en ella como una forma de recuperación, por lo que la investigación ha venido ocupándose del tema desde hace tiempo. Desgraciadamente para esta no hay manera de comparar qué habría pasado con los estudiantes que repiten si no lo hubieran hecho, ni viceversa. Pero sí que hay muchas maneras de aproximarse al problema, comparando grandes poblaciones objeto de políticas distintas o siguiendo en el tiempo a grupos de estudiantes con características similares a los que se deriva o no se deriva a repetir, entre otros enfoques.
Un reciente trabajo de A.P. Huddlestone, "Achievement at whose expense? A literature review of test-based grade retention policies in US schools",  revisa las evaluaciones de las políticas de siete estados de la Unión que en los últimos años han propiciado la repetición a partir de las puntuaciones en pruebas objetivas, el llamado high-stakes testing, para concluir que no hay evidencia alguna de influencia positiva (aunque tampoco la tiene per se la promoción automática, allí llamada social). Media docena de otros meta-análisis y revisiones realizados en las dos últimas décadas del siglo pasado y la primera de este sobre la repetición por Holmes; Holmes y Matthews; Jimerson; Jimerson, Anderson y Whiple y, sobre todo, el mastodóntico informe de N. Xia y S.N. Kirby para la RAND Corporation, Retaining students in grade: A literature review... han llegado a similares resultados: el rendimiento no mejora. incluso empeora, y las probabilidades de abandono prematuro aumentan. Sólo Allen et al. han cuestionado algunos de esos efectos negativos, aunque sin encontrarlos tampoco positivos.
Pero quizá el diagnóstico más demoledor sea el de John Hattie, un profesor neozelandés que ha dedicado su carrera académica a medir y comparar los efectos estimados de muy diversas intervenciones educativas sobre el rendimiento de los alumnos, entre las que la repetición sería sólo una más. En su descomunal Visible learning. A synthesis of over 800 meta-analyses relating achievement, Hattie clasifica la repetición de curso en el puesto 136 de las 138 intervenciones que analiza, como causante -en la media de los estudios- de un 16% de descenso en los resultados de los alumnos, daño sólo superable por la televisión en casa y por el cambio de una escuela a otra. En una presentación pública anterior (con sólo más de 700 meta-análisis, pero disponible en la red) le asignaba ya el mismo efecto medido y la colocaba en el segundo puesto de los desastres, precedida apenas por el cambio de escuela, sobre la base de 207 estudios. Lo que se dice una perla.


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