¿Qué tal una hibridación? Los alumnos universitarios establecerán un contrato con la Universidad de tal forma, que abonarán un 0,25 de sus ingresos profesionales el resto de su vida por cada año que pasen en la Universidad. Obviamente, la Universidad tendrá el derecho de seleccionar a sus alumnos año a año, y los créditos superados en cada año darán la medida de la eficacia del alumno. Puesto que el contrato es por un año y el alumno puede no ser admitido (contratado) al año siguiente, esa situación no anulará en absoluto, los contratos anteriores que deberá pagar religiosamente el alumno a esa universidad el resto de su vida. De esta forma, el interés es mutuo: cuanto más éxitos debido a sus conocimientos tenga el alumno posteriormente y más eficaz sea en el mundo competitivo, más ganará la Universidad y más fama tendrá ésta. Pero ella, a priori, es gratuita.
Si la sociedad invierte en estas personas, lo lógico es que estas devuelvan el dinero. El modo de devolverlo debe ser mediante el IRPF.
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