Las últimas tormentas económicas han
puesto de manifiesto, de Lehman Brothers a Bankia, que las
instituciones financieras, demasiadas veces dirigidas por trileros
con educación superior y algún que otro MBA, además de reventar la
economía real han manejado a su antojo a millones de ciudadanos, a
los que han endeudado hasta las cejas o simplemente arruinado, y
vuelven a hacerlo ahora, cuando ante nuestros ojos cogen el dinero
y corren, lucrándose con astronómicas piñatas y
mientras sus entuertos han de deshacerse con el dinero de todos.
En tal contexto parece inobjetable, a
priori, la propuesta de la OCDE:
incorporar la alfabetización financiera en
la educación general. La organización lleva
un tiempo insistiendo en ello (http://bit.ly/KAZfYd),
mantiene un proyecto al respecto
(http://bit.ly/KAYgHu), celebra
sucesivas conferencias con los países miembros, hace pocos días en
España (http://bit.ly/KteTkr), y
se propone medir las competencias financieras de los adolescentes en
la prueba PISA 2012 (http://bit.ly/KNbgss).
Pero hay algunos matices.
En
primer lugar ¿por qué financiera y no económica? Las finanzas son
los flujos de dinero y capital, pero la economía es algo mucho más
amplio que incluye el resto del mercado (la economía
material, es decir, los bienes y
servicios), el Estado (que también es economía material, con su
propia distribución de bienes y servicios y de dinero) y los hogares
(que no sólo consumen sino también producen con trabajo -no
confundir con servicio- doméstico y estructuran intercambios entre
sus miembros). En realidad es toda esta economía (en su sentido más
amplio, la satisfacción de las necesidades con recursos escasos) la
que está ausente de la educación general, donde apenas 4-5 temas de
3º de la ESO se refieren a ella y lo hacen con el habitual enfoque
naturalista
(agricultura, industria y servicios, en vez de propiedad, mercado,
fisco, hogares, capital y trabajo, etc.) y encomendados a licenciados
de geografía e historia con una formación económica muy débil.
En
segundo lugar, el proyecto OCDE no habla realmente de finanzas sino
de consumo de productos financieros. Da por sentado que los
adolescentes de hoy tendrán pronto que proveer sus planes de
pensiones, pagar por sus estudios superiores, etc., es decir, que van
a vivir entre serias limitaciones de los servicios públicos y el
desmantelamiento del estado social. Es una previsión bastante
razonable (sólo cuestión de grado) pero, a día de hoy, huele
también a programa de acción. Se contempla al adolescente como mero
futuro consumidor de préstamos, hipotecas, fondos, etc., no como un
ciudadano que pueda juzgar lo que está ocurriendo en el Olimpo
financiero y tratar de ponerle coto (ni una palabra sobre cómo
funciona la banca, los derivados, los sueldos ejecutivos...). Así se
entiende que en la conferencia de Madrid participaban el BBVA, el
Citibank y hasta la CECA, entusiasmados con ese enfoque
hacia el cliente, mientras
Bankia terminaba de esquilmarlo con sus acciones preferentes.
Por último, esta
innovación, que en España y la mayoría de sus CCAA competería al
PP, vendría a coincidir con un nuevo énfasis en las materias
instrumentales, lo que aquí quiere decir academicista, y con el
desmantelamiento de la Educación para la Ciudadanía, de la que en
estos días se anuncia la desaparición de temas como riqueza y
pobreza, las desigualdades económicas, la compensación de las
discriminaciones... y aparecen, en cambio, la iniciativa económica,
el espíritu emprendedor y la propiedad intelectual, no como
complementos sino como sustitutos.
Alto riesgo, pues,
ahora sí, de puro adoctrinamiento.
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