El martes pasado oí a Esperanza Aguirre, que inauguraba el I Seminario sobre Educación y Políticas Educativas, organizado por la Fundación Ortega y Gasset-Marañón, defender su ideario liberal-conservador acudiendo a Condorcet, mi ilustrado favorito.
Decía Aguirre que Condorcet y la Revolución Francesa atribuyeron al Estado la instrucción, pero no la educación. Quería decir con ello que no encomendaron a éste la formación moral de las personas, que quedaría en manos de la familia. Pero Aguirre yerra: la distinción de Condorcet y el poder legislativo francés no era entre instrucción y educación, sino entre instrucción y enseñanza, diferencia que correspondía a la divisoria entre primaria y secundaria (como maestro y profesor, alumno y estudiante...), y que implicaba asimismo la dicotomía entre la mera transmisión de conocimientos elementales (lectura, escritura básica y cálculo, en la instrucción) o una cierta inmersión a fondo en el conocimiento (literatura, historia, etc., además de un manejo mucho más sofisticado de la lengua -el propio de la dissertation-, en la enseñanza). Por lo demás, tanto la Revolución como, más tarde, la III República, decidieron evacuar a la iglesia de la instrucción y de la enseñanza, cosa que Aguirre no hace ni hará. Hasta el mismo Napoleón, que entregó la instrucción (primaria) a la iglesia, mantuvo a ésta alejada de la enseñanza (secundaria).
El segundo argumento de Aguirre, en la misma dirección, se basó en Alemania. Según ella, los alemanes confían a la escuela la Bildung, que significaría crecimiento pero no educación. En realidad, Bildung significa cultivo y cultura, o bien formación. Bildung quiere decir una formación amplia, multilateral, integral, a diferencia de lo que sería una instrucción o una enseñanza especializada. O sea, lo contrario de lo que quería decir Aguirre.
Pero hay que reconocerle, eso sí, el talento mediático y el desparpajo político con que se mueve en este terreno, como en cualquier otro.
Es muy simple, hombres, pero hay que mirarlo desde el otro lado para entenderlo, y cuando uno está prisionero del suyo, es no es posible.
ResponderEliminarPara empezar, echad un vistazo a la wikipedia ¿se ponen los expertos de acuerdo con lo que significa "educación". No.
Instruir es dar instrucciones acerca de cómo son y se hacen las cosas. Lo referente al Bien y al Mal es cuestión de los padres. Y si los padres deciden llevar a sus hijos a un colegio católico, están en su derecho. A lo que no hay derecho es a que todos o casi todos los colegios e institutos públicos tengan un sesgo obligatorio contrario, porque entonces hay padres que no pueden elegir. ¿Entendéis o tengo que explicároslo de otra forma?
@rabiesan
Juan A Pinto
ResponderEliminarSeñor Enguita. Muchas gracias por sus reflexiones que sigo con asiduidad. Soy maestro de escuela orgullosamente pública y cabreado con mi gremio, tan acomodado, tan acomodaticio.
Cada artículo que leo me remueve los posos por dentro. Me encanta su frescura intelectual,su manera de comunicar y su ideario.
De la inenarrable Esperanza Aguirre poco puedo añadir. Representante conspicua del neoliberalismo económico más cruel, no cree en la cosa pública pero la parasitiza. Es. claro, la novia de la boda, la niña del bautizo y la muerta en el entierro.
Un saludo