Hay que aumentar el gasto, pues el servicio, a pesar de mejoras espectaculares por un cuarto de siglo, tiene claras deficiencias de cobertura territorial (zonas mal dotadas) y funcional (prestaciones no ofrecidas) y de eficacia (esperas, calidad). La discusión sobre recursos debe referirse a recursos adicionales (fraude, sucesiones, patrimonio, IRPF, etc.), no a desvestir a un santo para vestir a otro (gasto militar, etc.). Tan importante como gastar más es gastar mejor, y la eficiencia de los servicios públicos españoles deja bastante que desear. Además, hay que abandonar tabúes. El copago puede aceptarse siempre que no afecte a prestaciones críticas y se evite o se compense para los grupos más débiles (al menos, debe discutirse en detalle, no como principio). La externalización de una parte de servicios y prestaciones debe considerarse una fórmula normal, necesaria para evitar la elefantiasis, pues el Estado debe garantizar y regular la oferta y sufragar la demanda, no siempre con funcionarios y patrimonio propio. Las competencias de las CCAA no deben quebrar la igualdad de derechos en todo el Estado.
Todo el debate en Eskup, El País:
No hay comentarios:
Publicar un comentario