Va a ser difícil que Rubalcaba y el PSOE convenzan al electorado de que ofrecen algo realmente nuevo, pues es una cara bien conocida y el resto de partidos se van a cansar de decir que son más de lo mismo. Sin embargo, algunas propuestas del 15M, en particular las que son más bien procedimentales, tales como el wikiparlamento, la democracia 4.0 o el salto a los barrios pueden crear escenarios que permitan un diálogo de la izquierda, organizada o desorganizada, desde moderados a radicales, que de otro modo no sería posible. Las iniciativas del 15M, aunque estén y vayan a seguir estando pobladas de sectas y sectitas, son abiertas por naturaleza; el PSOE, por su parte, haría bien en llevar a su conferencia y su "proyecto de cambio", al menos, las voces y la consideración de las propuestas que están proliferando fuera del recinto partidario; IU, que confiemos en que haya aprendido que el voto que pierde el PSOE no es necesariamente para ellos, ni siquiera el que no va al PP, tendrá que elegir entre intentar capitalizar, lo que no creo que funcione, o catalizar, es decir, animar y mediar, lo que tal vez.
El periodo preelectoral podría llegar a parecerse, creo, a los de las primeras elecciones no por los temas, ni por la configuración de fuerzas, sino por la reaparición de mediadores entre el electorado y los partidos. En las primeras rondas electorales democráticas proliferaban los escenarios en que los partidos acudían a explicar sus propuestas ante los vecinos, los trabajadores, los estudiantes, etc., a la vez que a escuchar y considerar, al menos formalmente, sus demandas. El 15M no es ni mucho menos la movilización de masas de la transición política, pero no creo que deba medirse por su capacidad de movilización (que, por otra parte, ha superado todas las expectativas previas, tanto en las manifestaciones y acampadas iniciales como en su continuidad o su capacidad de respuesta a los intentos de terminar con ellas) sino más bien y ante todo por su capacidad de comunicación, que es mucha. Cualquiera que asome a la red en estos días verá que la proporción de gente que observa el fenómeno y se manifiesta sobre él es inusitada. Las derechas tratarán de ignorarlo, pero las izquierdas deberian sumergirse.
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