Cuando empezaba a investigar sobre educación, hace años, una cantinela que me sorprendía, entonces porque me parecía obvio y ahora sé que porque no la entendía, era la de “Esto es vocacional”, referida al trabajo docente. Parece obvio que una profesión de servicio dedicada a la difusión del saber, el desarrollo de las personas, el progreso social… es inherentemente vocacional como sólo pueden serlo muy pocas otras. Tardé en entenderlo, pero al final creo que lo logré.
En el País Vasco, el Departamento de Educación y CC.OO. han acordado un complemento económico para los maestros que son también tutores. La ultracorporativa ANPE exige que se generalice, ya que todo el mundo ejerce algún tipo de tutoría (ser algo más que un busto parlante ya te convierte en tutor, y seguramente no serlo también). Los nacionalistas, ELA, LAB y aquí incluyo a STEE, convocan manifestaciones porque el acuerdo es discriminatorio. UGT denuncia un agravio comparativo.
La única discriminación y el solo agravio que yo veo es que la generalidad de los trabajadores cobran una sola vez por su jornada de trabajo, con todo lo que hay en ella, y reciben incentivos o complementos cuando tienen que dedicar más tiempo o realizar un esfuerzo extraordinario o cuando logran un resultado excepcionalmente bueno. Aquí, sin embargo, CC.OO. comete el error reclamar un privilegio, el pago adicional de lo que ya va en el salario y la jornada, y los demás quieren convertir el privilegio funcional en colectivo. Vocacional quería decir eso: si trabajo más que el mínimo (las clases y poco más, salvo las gripes), incluso en mi jornada, es sólo porque quiero y, si no quiero, no lo hago.
Ya lo ven: los sindicatos pasan con pocos escrúpulos de la defensa de los oprimidos a la filosofía de la piñata: ¡siempre queremos más, más por lo mismo, o más por menos! Creo que llegó el momento de decirlo, aunque nos duela: la educación estaría mejor sin ellos.
No pensé yo, Sr. Enguita, que un seguidor de sus textos como yo, le comentara el desagrado que ha producido en mi leer sus palabras. Desde aquellos tiempos de facultad en los que leía con avidez sus teorías y comentaba con los colegas todas aquellas frases y párrafos de sus textos que tanto nos entusiasmaban, hasta ahora creo que usted, va olvidando un poco aquellos conceptos por otros y no se muy bien el motivo.
ResponderEliminarQuizá el trabajo alejado de la realidad de la escuela no le permita nada más que postular ideas, pero quizá nada más que eso. Los sindicatos conocen más al menos ese día a día que vivimos los maestros, y en especial los tutores, sobre todo los tutores. Usted piensa que nosotros vivimos al limite de las posibilidades del escaqueo y del desmadre colectivo de aprovechar cualquier momento no dedicado directamente a los alumnos para rascarnos la barriga, pero no solo eso, usted piensa que en esta profesión trabajamos con horario de funcionario que ficha, de empleado con jefe, de peón de fábrica.
Yo creo que sabe que los tiempos, sobre todo los tiempos de los tutores, son flexiblemente variables, dependiendo del día. Trabajamos con personas, a las cuales no podemos dejar a la puerta de un colegio abandonadas, trabajamos con personas, cuyos padres vienen antes de la hora de comienzo de la jornada o quieren ser atendidos después de su finalización, ya que su horario de trabajo, no le permite llegar antes.El nuestro si nos lo permite(Eso parece). Nuestra jornada si que es interesante, nadie regula nuestras horas extras,salidas fuera del centro, atención dedicada como tutor y vivimos a nuestro alrededor hartos del tópico de las vacaciones, del tiempo libre...
No quiero profundizar mucho más porque debería usted saber que los miles de tutores, especialista, jamás formados para ninguna de las diferentes tareas docentes, por las universidades españolas, tienen más que justificado ese complemento. No solo eso, si no que fíjese lo que son las cosas, hoy por hoy se premia más adscribirse a un proyecto de bilingüismo, con un incremento de la nómina de unos 100 euros aproximadamente, mientras que quien vela por una formación integral de los discentes, son desprestigiados por la sociedad en general. Y ese agravio no lo cuenta casi nadie.Bueno si, los sindicatos ...esos que prefiere que no existan en nuestro sector.Casi agotado en la lucha el profesorado, menos mal que todavía gente se sienta en la mesa de negociación.
Un saludo y gracias por la atención
SE ME ROMPE EL CORAZÓN AL VEROS PELEANDOOS.
ResponderEliminarCON LO BIEN QUE HABÍA FUNCIONADO VUESTRO MATRIMONIO HASTA AHORA.
SEGURO QUE MARIANO Y CCOO ENCUENTRAN UN RINCONCITO EN ALGÚN CONGRESO PARA RECONCILIARSE
Mariano, pues esto te va a guatar más, y también lo apoya CCOO. Me lo han dado hoy cuando andaba por la calle:
ResponderEliminarATENCIÓN
¿Se imaginan una bonificación para los jueces si reducen sus penas?
(Síntoma de mejora de las medidas de reinserción social)
¿Se imaginan una bonificación para los médicos que den más altas?
(Síntoma de mejora de los tratamientos)
¿Se imaginan una bonificación para los agentes del orden si reducen las denuncias? (Síntoma de una mejor vigilancia)
¿SENTIRÍAN MIEDO?
La Junta de Andalucía está sopesando recompensar a los profesores con 7000 euros (más la parte consolidable que se refleja en el Artículo 13.6) si cumplen los siguientes objetivos (síntoma de que enseñan mejor):
- Incrementar un 10% el porcentaje medio de alumnos/as que promocionan por curso (entre un 3,25% y 9,75% de los objetivos totales)
- Incrementar un 10% el porcentaje de alumnos/as que alcanzan la titulación (entre un 5,2% y 13%)
- Incrementar un 10% el porcentaje de alumnos/as matriculados en el curso que por edad les corresponda (entre un 3,25% y 9,75%)
- Reducir un 20% el porcentaje de alumnos/as que tienen más de un 20% de faltas de asistencia durante el curso escolar (entre un 0% y 9,75%)
- Incrementar un 20% el porcentaje de alumnos/as que continúan estudios superiores al finalizar la etapa (entre un 5,2% y 13%)
Un profesor podría caer en la tentación de conseguir el 55,25% de los objetivos “aprobando de más”, ocultando el absentismo, y animando a los alumnos a realizar estudios superiores para los que quizás no estén preparados.
¡Podrían conseguir bastante más si ocultasen la conflictividad de sus centros!
¡¡ NO A LA TENTACIÓN !!
La baja exigencia ha tenido unas consecuencias nefastas sobre nuestro sistema educativo. Primar esa baja exigencia supone alentarla. Cada aprobado no merecido supone un engaño para padres y alumnos; supone crearles unas expectativas falsas sobre su proyección académica que puede abocarle a un fracaso mayor.
CONSULTEN EL BORRADOR DE LA ORDEN:
http://www.ced.junta-andalucia.es/portal/com/bin/Contenidos/OEE/evaluacion/BorradorOrdenIncentivos/1202113761919_orden_programa_calidad_mejora.pdf
¡¡¡ CONTRA CUALQUIER RECOMPENSA
QUE LE DEN A UN PROFESOR
POR LA NOTA QUE PONGA !!!
Lo que no se puede hacer es sentirse ofendido cuando se evidencia alguna situación en la que se nos mete a los maestros. Esa situación la vi cuando estudié psicopedagogía. Los maestros nos tomamos todas las críticas a título personal, en vez de leerlas de manera reflexiva y ver cuanto hay de verdad de aquellas palabras en nuestro entorno. En eso consiste la autocrítica, en la humildad. Y no es que todos los maestros seamos unos bárbaros, ni unos funcionarios que fichan (que también los hay, y mucho). De lo que se trata es de poner en evidencia situaciones que se repiten para no caer en ellas, para luchar contra ellas. En mi opinión es de agradecer una visión (o evaluación externa) de todos aquellos expertos de la universidad que buscan una escuela más implicada, más auténtica y se alejan de lo políticamente correcto. Gran parte de ellos no están tan alejados de la realidad de las aulas como nos imaginamos. Fueron los que en momentos de nuestra vida aportaron luz a nuestro conocimiento convirtiéndolo en sabiduría. ¿Porqué tras acabar la universidad y volcarnos en el trabajo nos olvidamos de todo ello? A lo mejor es que nos encerramos en nuestras aulas, en nuestra realidad subjetiva y todo lo que nos digan nos viene mal.
ResponderEliminarrespecto a los sindicatos... mejorar... no mejoran nada. ¿Se preocupan ellos de los problemas de diversidad en las aulas? ¿Qué tipo de demandas se atienden? Sindicatos como ANPE velan por los derechos de sus clientes: los profesores interinos, intentando reducir sus jornadas y aumentando sus sueldos, pero no bajando sus bolsas ni mejorando sus necesidades reales de trabajo (que incluyen mejorar las de los alumnos, las familias, trabajar con la administración...)
Se dejan atrás todo el entramado educativo que genera los reales conflictos; y entran exclusivamente en el juego mercantilista que está viviendo nuestro sistema educativo. Para ellos, todo se soluciona con el dinero.
Lunes 12 de noviembre de 2007 El quinto jinete (1)
ResponderEliminarEl otoño ya ha venido: nadie sabe cómo ha sido; pero, ay, la ignorancia rara vez nos libera del deber. Volviendo la cara al sol (más por defender los últimos restos del bronceado que por ideología política), luchando por mantener vivos en la memoria y en las yemas de los dedos los recuerdos de las noches de gloria veraniegas, Francisco Sianes sube la cuesta (real y simbólica) que lo separa de su instituto.
Resoplando, acalorado, sudado en suma, entra en el hall del centro con la prevención de quien comprueba el calor de la plancha con el dedo. Se acerca ya a la salita de profesores cuando, contra todas las reglas de la verosimilitud, este canto de sirena llega a sus oídos:
- Mirad: ¡le he cortado la cabeza a Oliver!-
¿Será posible? ¿Habrá escuchado bien? ¿Por fin se han decidido sus compañeros a aplicar sus métodos pedagógicos? Como toro bravío espoleado por el capote, se lanza hacia la salita; pero no es sangre ni revolución jacobina lo que allí encuentra: una luz de San Telmo inunda la sala. Empeñados en refutar las acusaciones a la ociosidad funcionarial, sus compañeros trabajan con laboriosidad y silencio de scriptorium. El joven Sianes se permite la paradoja mística de sentir un cálido escalofrío que acaricia su espina dorsal, hasta que un chasquido regular y un olor penetrante lo despiertan de su embeleso; aterrado, descubre que sus compañeros, armados con unas tijeritas ridículas y de colores chillones, recortan las fotografías de sus tutorandos, las embadurnan de pegamento y las colocan en una plantilla. El último resto de bronceado se precipita de su semblante, sobre el que se enseñorea la mortal palidez que ya lo acompañará durante el resto del curso. El profesor de matemáticas se levanta para enseñarle la foto del tal Oliver, al que le ha cortado la "cresta", y le da los buenos días y unas palmaditas en el lomo en el punto exacto donde los toros reciben el estoque. Al fondo, el orondo profesor de Música se lamenta de que los dedos no le quepan en las tijeras.
Pero suena ya el timbre y los maestros de corte y confección se dirigen al salón de actos. Sianes entra charlando con el profesor de Educación Física, que despeja de un zurdazo la cabeza de una de las catorce gambas que aderezaron la comida de apertura del curso (catorce gambas para cincuenta profesores: hubo tortas). El claustro comienza con la entrega de una carpetilla con un boli rojo, uno azul y otro negro inestablemente sujetos con Fixo a la cubierta; faltan varias carpetillas y, como son entregadas por orden alfabético, nuestro protagonista se queda un año más sin ella. Hora y media más tarde, mientras los más jóvenes siguen intentando descifrar el papeleo y los veteranos descifran el escolástico lenguaje de los diarios deportivos, el director ataja la verborrea del coordinador TIC (que ha tardado más en hacer funcionar el cañón digital que Agustina de Aragón en disparar ciento) para anunciar con solemnidad cardenalicia:
- Compañeras, compañeros (vocativo que hace dar un respingo y soltar el Marca al jefe del departamento de Sociales): debo anunciaros una importante noticia. Al fin podremos hacer realidad una de nuestras más antiguas reivindicaciones...-
(Sianes se endereza en su asiento. ¿Se reducirán las "ratios"? ¿Se establecerán grupos flexibles desde Primero de ESO? ¿Verá a algún orientador o inspector dar clases o al menos un palo al agua? ¿Podrá prejubilarse a los treinta?)
-... ¡Este año se alicatará al fin el baño de profesores y profesoras!-
Segundos de mudo y trémulo estupor que concluyen en una ovación cerrada. La profesora de Biología agita el puño en alto:
-¡Hacer pipí allí era indigno!-
El clasutro acaba. La jefa de estudios endosa a los tutores la lista de sus alumnos y los manda a presentarse ante sus grupos.
Francisco Sianes coge la lista de Tercero de ESO C, sube las escaleras y abre el aula. Los chicos entran apretujándose e imitando a todo tipo de animales salvajes y domésticos; quince minutos después están todos sentados y en silencio (nuestro protagonista ensayó por la noche ante el espejo diecisite variantes de miradas asesinas). Echa una rápida ojeada a la lista: Yanira, Malena, Jennifer, Cinthya (o Cynthia -nunca se aclara-)... Por un momento se siente como el director de casting de una película porno.
Los alumnos asisten a su perorata barajando los motes más ridículos, injuriosos y precisos que asignarle. Al fin, les pregunta:
-Bueno, ¿tenéis alguna duda?-
Un mozo un palmo más alto que él, considerablemente más musculoso, y que sólo tras un duelo de miradas ha accedido a quitarse la gorra, pregunta:
- ¿Dónde se ha comprado esas deportivas?-
- Un regalo... ¿Alguna duda académica?-
Una chica, maquillada con unos "rabillos" tan largos que podría atárselos al cogote, pregunta:
- Profe: ¿si me porto bien y saco un tres apruebo?-
- No; pero puede que llegues a ministra...-
(Continuación de: http://latorredemontaigne.blogspot.com/2007/11/el-quinto-jinete-1.html)
La presentación ante sus alumnos concluye sin incidentes. No podía ser de otro modo; tras:
a) pasar lista en el parte oficial del centro y firmarlo,
b) anotar las ausencias en su cuaderno oficial de profesor y en el de tutor,
c) recolocar a los alumnos por orden alfabético y pedirles que saquen boli y cuaderno (esos alumnos que al toque de la sirena de fin de clase semejan gráciles garzas se convierten, por arte de birlibirloque, en paquidermos hastiados o plantígrados ivernantes en cuanto se les encomienda la más sencilla y directa de las tareas),
d) anotar las incidencias en los susodichos parte y cuadernos y cumplimentar la hoja de la programación de aula, para no violar el prescriptivo "subproceso de actividades de aula" (nuestro héroe enseña -es un decir- en un Centro de Calidad -no se interroguen, tampoco él sabe de qué va el asunto-)
e) etc...
... apenas le ha quedado tiempo, en una hora de clase, para escribir su nombre y su infrecuente apellido (ha constatado que sus alumnos se pierden con el deletreo) en la pizarra.
Así que baja cabizbajo las escaleras, para toparse con la orientadora del centro. El profesor Sianes procura siempre eludirla: teme su costumbre de endosarle actividades vergonzantes -bautizadas con rimbombantes nombres que es incapaz de repetir a sus alumnos sin sonrojo- y largarle incómodas maletas de cartón de colores chillones [1] -ver pasear por los pasillos a profesores ya talludos portando tan psicodélicos artefactos le hace sentir bochorno y vergüenza ajena-.
Pero hoy está de suerte: la orientadora sólo quiere presentarle a una chica -"psicopedagoga", añade con altivez y orgullo corporativos- que dará a sus alumnos unas charlas sobre sexualidad. La chica, que debe de rondar los veinticinco y que parece haber pasado los últimos veinticuatro practicando halterofilia y consumiendo cantidades industriales de esteroides, se le acerca con la cara atravesada por piercings y embutida en un poncho multicolor. La orientadora los deja solos y Sansona -así la bautiza mentalmente nuestro joven-, estampa a Sianes dos besos recios y lo sujeta del bracito:
- Soy Berta- dice Sansona.
- Francisco- contesta él.
- Puedo llamarte Paco, ¿verdad?
- Francisco. O Fran, si no te importa.
Ni caso.
- Uy, no me seas antiguo, Paco... Verás: he estado dando este verano unos cursillos en Madrid y les voy a enseñar a tus alumnos y alumnas todo lo del sexo. Ya sabes: de buen rollito... Tú tienes pinta de ser un tío enrollao.
- Mis alumnos piensan que soy un hueso y me asignan motes injuriosos.
- Jo, ¡cómo mola! Seguro que te llaman Jesucristo, con esas melenas y barbas... ¡O Camarón! ¿No te dicen: "¡qué arte tienes, maestro!?" Jajaja. ¡Yo me meo, miarma! Aunque te pareces más al Melendi. Ufff, está superbueno ese niño...
El profesor Sianes, aterrado, da un paso atrás al escuchar esto último; pero Sansona le aprieta aun más el bracito y lo devuelve a su sitio. Intentando escabullirse del tema, Sianes pregunta:
- Así que pasaste el verano en Madrid... Tendrías tiempo para visitar muchos museos, ¿no?
- Sí, sí: me pasaba las tardes en la Plaza Real.
- ¿En la Plaza Real? No conozco allí ningún museo...
- Sí, hombre: "El Museo del Jamón". Me ponía como una cerda, vaya. ¡Pata negra, chaval! Se me hace la boca agua sólo de acordarme...
Y, en efecto, Sansona comienza atrozmente a salivar cual perra de Paulov. Con un nudo en el estómago, y pese a que intenta evitarlo, a Sianes le resulta imposible no imaginarla solazándose entre una piara de cerdos incontinentes y nefandos [2]:
- Bueno, Berta: ¿y qué les vas a enseñar a mis alumnos?
- Pues... un poco de todo. -Y enumera con los porcinos ojos vueltos al techo y contando penosamente con los morcillantes dedos- Lenguaje sexista... prácticas de riesgo... métodos anticonceptivos... masturbación...
- Un momento, ¡un momento! ¿Masturbación? ¿Cómo masturbación?
- Pero ¿en qué mundo vives, chaval? ¿Es que tú no te la pelabas a su edad, hombre? ¿No eras tú un monoloco? Que me estás hecho un carca, Paco. ¡Que estás desfasao! ¿O es que crees que tus alumnos y alumnas no se masturban? Yo flipo...
Sianes agradece ignorar -y desea seguir ignorando- si sus alumnos se lo hacen o no, reflexiva o recíprocamente. El tema parece enardecer a la musculosa psicopedagoga, que empieza a mirar con ojos voraces y orificios nasales desmesuradamente abiertos al joven profesor, mientras le magrea el ya sobado bracito. Sianes, aterrado, farfulla con timbre agudo y acobardado:
-Mira, Berta: hablamos más tarde. Tengo que rellenar unos papeles y pegar fotos. Ya me cuentas otro día, ¿vale?
Nuestro héroe, con la fuerza que otorga la desesperación, se suelta el brazo de un tirón, da media vuelta y, sin escuchar la respuesta de Sansona, pone pies en polvorosa y se esconde en la sala de profesores.
Encuentra allí a Ralph: un veinteañero tostado, con coleta rubia, camisa de tirantes, pantalón corto y sandalias -un chuloplaya, en suma-, leyendo el Diario de Cádiz. Ralph es un joven californiano que el año anterior ejerció oficialmente de auxiliar de conversación (el instituto de Francisco también es bilingüe, por más que no haya un solo alumno que hable inglés en condiciones) y oficiosamente de auxiliar de surf y cama de las alumnas más descocadas del centro.
- Hombre, Frank... ¿Cómo va eso, man?
- Ralph: ya te he dicho que es Fran. "Fran", sin "k" al final. ¿Qué tal el verano?
- De puto madre, colega. Las españolas son tan hot... Me he llenao hasta el culo de todo, joder.
Sin corregir sus barbarismos léxicos y mentales, el profesor Sianes se sienta a su lado en silencio. Ralph vuelve a enfrascarse en el periódico.
- ¿Qué lees con tanto interés?
- Es la página de Contactos, colega.
- ...
- Oye: ¿qué significa esto? "Yamila. Puedes hacerme de todo. He vuelto a Cádiz más cachonda que nunca". ¿Qué es "cachonda", Frank?
A Sianes le tienta la opción de no contestar. Finalmente, claudica:
- Quiere decir que es muy graciosa, Ralph.
- Ah, ok.
El rubiales sigue desentrañando el periódico. Sianes intenta marcharse en secreto a la biblioteca (allí no lo encontrará nadie hasta su próxima hora de clase); ya casi está saliendo por la puerta -ha comprobado que no hay pedagogos en la costa-, cuando Ralph le grita:
- Joder, Frank, escucha esto: "Madurita dominante busca a joven sumiso. ¿Te gusta el castigo? Tengo mi látigo listo". ¿No te la pone dura, colega?
El joven Sianes calla y, con el corazón en un puño, huye hacia la biblioteca, implorando con los últimos restos de sus ya declinantes fuerzas, rezando con la poca fe que le queda, por que la madurita castigadora no sea, por favor, por favor, por favor, la madre de ninguno de sus alumnos.
[1] Especialmente sangrantes son dos hits de la tribu psicopedagógica: la Mochilita de la paz y la Maletita tabaquera. La primera incluye un kit compuesto por un vídeo donde unas macarras -perdón: alumnas disruptivas- agreden a una empollona en los servicios -nadie alertó a los guionistas del peligro de dar ideas- y una cámara de fotos. El tutor, tras poner el vídeo a sus jovenzuelos, debe animarlos - la sangre ya les hierve en las venas- a fotografiarse unos a otros simulando las más violentas y desatinadas estampas: un zagal saltándole el ojo a un compañero, una moza orinando en la mochila de su comadre... Todo con la sana intención de que aprendan por el cuestionable método de la enseñanza ex contrario. En las dos sesiones de fotos a las que asistió -de hito en hito- nuestro héroe, acabaron sus alumnos a tortas; no hubo que lamentar que engrosara el número de tuertos -ni orinadas-, por fortuna. Más pavorosa fue su experiencia con la Maletita tabaquera, artefacto cargado de transparencias sobre los efectos deletéreos del tabaco y que incluye unos infames pulmones de espuma blanca. Se trata de colocar un pitillo encendido en un tubito adosado a los "pulmones", con objeto de que el humo vaya ensuciando su inmaculada espuma y así alertar a los críos contra su pernicioso veneno. Nuestro profesor aún recuerda cómo le fue imposible encender el cigarrillo -no fuma y casi se quema el bigote- y cómo debió recurrir a la ayuda del inveterado porreta de la clase, que tan bien cumplió con la tarea asignada que recibió en premio los pulmones ya amarillentos. Lo último que Sianes supo de ellos fue que un cafre -perdón: alumno disruptivo- de Segundo de ESO los utilizaba bajo la camiseta para lamentarse ante la anciana y crédula profesora de Ciencias Naturales de que, debido a los experimentos en el laboratorio, "le habían salido peras".
[2] Al niño Sianes le marcó de por vida una escena presenciada en la granja de su tío Ramiro, donde un cerdo de obesidad morbosa -incapaz de mantenerse ya sobre sus cuatro patas- resoplaba tumbado y ahíto, con las patas rígidas y los ojos en blanco, mientras ingería espasmódicamente monstruosas cantidades de comida con un lateral del hocico.
Parece ser que los miles de kilómetros de océano que nos separan no son suficientes para diferenciarnos.
ResponderEliminarAquí en Argentina es muy simular la situación de reclamo de los "sindicatos" docentes. Transformados en empresas que venden cursos que acreditan puntage para acceder a los cargos en las escuelas y en empresas de turismo de medio pelo, no dejan pasar ninguna oportunidad de salir con bonbos y platillos a reclamar "más por menos". ¿Vocación?.. ja ja ja .. nada de eso. Se trabaja a reglamento (las excepciones a esta regla la confirman definitivamente).
A mi entender el profesor Enguita no solo no parece estar alejado de las escuelas. Por el contrario no conocemos otro hipanoparlante que tenga su aguda y valiente mirada. Su palabra es crítica real. No me sorprende que reciba comnetarios nehativos de parte de docentes que en sus años de juventud lo leían con entusismo revolucionario". No es llamativo que esos ex lectores entusistas no acepten crítica y reclamen religioso espíritu de cuerpo.
Quienes elegimos esta profesión sabemos que exige un plus. Por mi parte el compromiso no es con mi recibo de sueldo. Formo parte de un Pueblo en problemas e iría a la escuela aún gratis. Los lazos que me atan a mi tarea y mi compromiso están fundados en la construcción de un mundo sin esclavos. Por supuesto que quiero mi paga y mis vacaciones.. pero eso corre por otro lado.
Parece ser que los miles de kilómetros de océano que nos separan no son suficientes para diferenciarnos.
ResponderEliminarAquí en Argentina es muy simular la situación de reclamo de los "sindicatos" docentes. Transformados en empresas que venden cursos que acreditan puntaje para acceder a los cargos en las escuelas y en empresas de turismo de medio pelo, no dejan pasar ninguna oportunidad de salir con bonbos y platillos a reclamar "más por menos". ¿Vocación?.. ja ja ja .. nada de eso. Se trabaja a reglamento (las excepciones a esta regla la confirman definitivamente).
A mi entender el profesor Enguita no parece estar alejado de las escuelas. Por el contrario no conocemos otro hipanoparlante que tenga su aguda y valiente mirada. Su palabra es crítica real. No me sorprende que reciba comnetarios negativos de parte de docentes que en sus años de juventud lo leían con entusismo "revolucionario". No es llamativo que esos ex lectores entusistas no acepten crítica y reclamen religioso espíritu de cuerpo.
Quienes elegimos esta profesión sabemos que exige un plus. Por mi parte el compromiso no es con mi recibo de sueldo. Formo parte de un Pueblo en problemas e iría a la escuela aún gratis. Los lazos que me atan a mi tarea y mi compromiso están fundados en la construcción de un mundo sin esclavos. Por supuesto que quiero mi paga y mis vacaciones.. pero eso corre por otro lado
...la vieja visión del docente apóstol; eso lo inventó Sarmiento, flaco.
ResponderEliminarDocente apóstol invento de Sarmiento? no le daría tanto crédito al temible cuadro pro británico del Río de la Plata. Ud no puede romper con el espíritu de cuerpo. No soy yo el que me hago llamar "señorita (virgen y católica) por los alumnos como seguramente Ud. hace. De todas formas no me desagrada la idea de ser apóstol de los intereses de mi Pueblo, leal hasta la muerte y con confianza ciega en sus elecciones. Ahora, si Ud. decide trabajar a reglamento, sumándose a la lacra de vagos, mediocres e incompetentes que forman el claustro de nuestras escuelas estatales privatizadas por los maestros, sepa que a su hora, la gente le pasará la factura.
ResponderEliminarPD: yo iría a trabajar en semana santa, el ocho de diciembre y en navidad, UD?
PD: debo devolverle el cumplido de "flaco"?
PD usa Ud. el guardapolvo sarmientano Blanco? porque yo no
Docente apóstol invento de Sarmiento? no le daría tanto crédito al temible cuadro pro británico del Río de la Plata. Ud no puede romper con el espíritu de cuerpo. No soy yo el que me hago llamar "señorita (virgen y católica) por los alumnos como seguramente Ud. hace. De todas formas no me desagrada la idea de ser apóstol de los intereses de mi Pueblo, leal hasta la muerte y con confianza ciega en sus elecciones. Ahora, si Ud. decide trabajar a reglamento, sumándose a la lacra de vagos, mediocres e incompetentes que forman el claustro de nuestras escuelas estatales privatizadas por los maestros, sepa que a su hora, la gente le pasará la factura.
ResponderEliminarPD: yo iría a trabajar en semana santa, el ocho de diciembre y en navidad, UD?
PD: debo devolverle el cumplido de "flaco"?
PD usa Ud. el guardapolvo sarmientano Blanco? porque yo no
Cuando nos miramos el ombligo corremos el riesgo de caernos por un precipicio. El aumento del salario siempre es algo deseable, pero cuando los recursos con publicos o sea de todos y escasos, es conveniente tener en cuenta desde un punto de vista economico el coste de oportunidad de inversion, y desde un punto de vista etico la solidaridad social. Creo que los sindicatos de profesores han olvidado estos dos aspectos y deberian preguntarse si en vez de ampliarse el salario no seria mas conveniente contratar a mas profesores para reducir la ratio en la aulas y mejorar la atencion; o tal vez mejorar el programa de actividades extraescolares de los centros para que los jovenes y sus familias se identifiquen e impliquen mas en los mismos. Existen muchas alternativas y creo que deberian ser tenidas en cuenta, sobre todo porque no existe ningun argumento para premiar una supuesta productividad extra en el ambito educativo. En la educacion no hay forma objetiva ni medida directa de los resultados educativos (cualitativos) y al final siempre se obta por los cuantitativos(numero de aprobados, cursos realizados, etcétera)con la perversidad que ello conlleva. Creo que existe una gran diferencia entre producir mas playstation y educar mejor, para empezar que cuanto mas aprisa se realiza tarea peor se hace.
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