Aunque yo sea rojo, ateo y feroz, y crea que la religión es el opio del pueblo, estoy lejos de considerarla simplemente perjudicial o superflua y le veo una función incluso positiva. Aparte de una respuesta ficticia, casi siempre demencial, a las grandes preguntas (qué somos, a dónde vamos…), la religión es una moral sencilla, condensada y difícil de sustituir. No se nace ni se llega a ser kantiano, iusnatuarlista ni contractualista a los 5, 10, 15 años, pero es fácil creer en la ejemplaridad de dioses, santos y profetas y asumir sencillos cálculos asociados a los pares bondad/maldad, cielo/infierno… Los educadores siempre han sido conscientes, y Rousseau, padre de la pedagogía moderna, ya reprochaba a los materialistas su ateísmo porque, decía, dejaba sin freno al poderoso y sin consuelo al débil; y si su sosias, el ayo Jean-Jacques formaba a Emilio sólo en la religión natural (pensada, descubierta) y al llegar a la edad de la razón, dejando para la vida adulta la libre elección de credo, Héloise, mujer (y, por ello, eternamente infantil), era directamente catequizada y adoctrinada desde la cuna en el credo de su padre y, luego, transferida al de su marido.
Es más fácil controlar y moralizar a los niños si se les convence de que algo o alguien vigila constantemente su conducta, como sugería aquella imagen escolar del ojo omnipresente y volador inserto en un tríángulo, posado en una nube y vigilando al pecador, o preguntando retóricamente a Caín por su hermano aunque sabía mejor que nadie dónde estaba. La educación laica no ha sabido todavía sustituir eficazmente este sencillo mecanismo de moralización, y la escuela confesional juega con esa ventaja, que lleva a no pocas familias a pensar que más vale una sólida educación moral religiosa, aunque luego requiera un esfuerzo secularizador (todos hemos pasado por eso), que una dudosa y desganada moralización laica que no acaban de ver. Así cualquiera, pero volveremos sobre esto.
Muy de acuerdo con el artículo. La sociedad necesita ética envasada, y eso no ha sido desarrollado por los laicos, demasiado ocupados con la desmitificación y con arremeter contra el dogmatismo. Una ética de la ciudadanía como la que tímidamente se propone desarrollar es algo importantísimo.
ResponderEliminarel ojo que todo lo domina ya no es la religión, sino el mercado laboral. Oséase, que empiezas a disciplinarte al hacerte mayor, al salir de la escuela.
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