InfoK, informativo para niños de TV3, lleva ya en antena lo que va de siglo, pero saltó a la fama por su emisión del 2/10/18, un día después del referéndum ilegal del 1O. Fue acusado de adoctrinamiento por los tres partidos catalanes constitucionalistas, como era de esperar, y salió en su defensa el Consejo del Audiovisual de Cataluña, nacido para eso. Sorprende más que, mes y medio después, fuera fervorosamente avalado por la Asociación de Maestros Rosa Sensat con el galardón Marta Mata 2017, si bien revela la agresiva hegemonía nacionalista que se vive en la educación catalana. Fue galardonado “por tratar con rigor e imparcialidad temáticas de actualidad política” y “en agradecimiento por el coraje a la hora de afrontar las temáticas de actualidad, y por generar un material audiovisual que es un recurso magnífico para maestros y profesorado.” No voy a discutir la calidad general de InfoK, programa del que, por motivos comprensibles, no soy asiduo. Me parece saludable la iniciativa de crear un informativo para niños, aun sabiendo que la televisión educativa o instructiva, salvo el caso de Barrio Sésamo, nunca ha pasado de resultados mediocres. Me parece eficaz y simpática la presentadora principal, pero algo cargantes sus compañeros más saltarines. Comprendo que un programa que se quiere educativo recorra incansable todo el temario de la educación en valores, aunque no sé si lo agradecerán los niños (quizá sí los profesores). Y soy consciente de que la mayoría de sus emisiones no han entrado en temas tan sensibles como la conspiración secesionista, vulgo 1O, si bien por ello resulta todavía más chocante, revelador e incluso alarmante que la AM Rosa Sensat haya esperado diecisiete años para encontrar los méritos para premiarlo, que por lo visto eran estos.
Sería tedioso diseccionar de manera minuciosa los informativos de InfoK, pero quien quiera detalles puede verlos por fechas o, mejor, por temas. El del 2 de octubre fue el más espectacular, un ejercicio de manipulación inusitado pero que refleja un estilo y una vocación. La imagen inicial ya resumía el mensaje: manifestantes en todos los colores gritando “¡Soms gens de pau!” frente a siniestros policías antidisturbios en gris oscuro, casi negro; el contraste entre el día mundial de la no violencia tras y la víspera de intervención policial (el nacionalismo, que sabía lo que iba a ocurrir, supo elegir la fecha); candorosos niños explicando lo que es la paz seguidos de la presentadora indignada por la violencia (policial y española, por supuesto) .Y mucho reduccionismo y maniqueísmo.
Primero, un reduccionismo simplificador: si defiendes la libertad de expresión (tergiversada para niños con un vídeo ad hoc de Amnistía Internacional… de Cataluña), defenderás que se vote, luego defenderás que haya un referendo, luego defenderás la autodeterminación, como si cada paso fuera parte inseparable o consecuencia necesaria del anterior. Un argumento, ciertamente, difícil de rebatir para las mentes infantiles (o infantilizadas, por lo que vemos cada día), pero que igual podría servir, llegado el caso, si los trabajadores de TV3 votaran reconvertirla en una fábrica de gominolas o el suroeste catalán lo hiciera para desgajar Tabarnia de Cataluña. Guste o no a InfoK, votar y cantar no lo legitima todo (salvo la intervención policial si el acto y el fin son delictivos).
Segundo, maniqueísmo en dosis industriales. Cataluña frente a España, paz frente a violencia, diálogo contra inmovilismo, encantadoras familias frente a siniestros antidisturbios, mossos que sonríen y abrazan a diferencia de policías nacionales que aporrean, el voto popular frente a la represión judicial... “Lo que tenemos en Cataluña [sic] es una democracia parlamentaria”, lo que legitima que el Parlament apruebe una ley para hacer el referéndum, pero “el gobierno español y algunos partidos […] creen” que es ilegal. En definitiva, el bien –catalán, democrático y nacionalista– frente al mal –español, autoritario y constitucionalista.
Pero, a la velocidad de la televisión, y mas aún para la infancia, tanto o más relevante que el mensaje explícito es el implícito, por ejemplo en el uso de las imágenes. Para entenderlo basta ver el vídeo sin sonido: colores vs. negro, cantos vs. palos, alegría vs. cascos, aulas idílicas vs. destrozos en el mobiliario, el emocionado pueblo catalán vs. los fríos políticos españoles, catalanes entristecidos vs. españoles indiferentes, etc. Es imposible contemplar este InfoK de 2/10 sin inclinarse de manera espontánea del lado de esa gente tan simpática que canta y vota, igual que lo era ver El triunfo de la voluntad sin dejarse seducir por esos rostros y cuerpos sanos, metáfora de mentes y almas aun más sanas… salvo para quien conozca la historia real detrás del guión. InfoK no aspira a la calidad artística de Leni Riefenstahl, pero lo suple con los niños, siempre resultones.
La manipulación no comenzó ese día. El 20/9/17 InfoK, preparando ya el referéndum, explicaba qué hacen el Parlament y el Congreso. El primero hace leyes y presupuestos; el segundo, presupuestos y leyes. Se detienen algo más en los presupuestos: el Congreso decide qué recursos van a Cataluña y a otras CCAA (esa pregunta a la que el nacionalismo siempre responde: “España nos roba”), pero el Parlament solo discute dónde va el dinero (no entre Barcelona y otras provincias, ni entre campo y ciudad, ni entre nacionalistas y otros: aquí no debe haber conflicto). Después explicaba la Constitución y distinguía entre quienes quieren “mantenerla siempre igual” y quienes quieren “ponerla al día” (para permitir el referéndum sobre la independencia de Cataluña). Explicaba el referéndum, reducido a si se puede preguntar o no a los ciudadanos, pero no qué es legítimo o legal que pueda ser votado por quién. Y explicaba la libertad de expresión, en un relato conducente desde la Declaración de Derechos Humanos de la ONU hasta la impresión de papeletas para el referéndum. Este mismo programa recogía la afirmación nacionalista (un mes antes de la cuenta) de que ya se estaba aplicando el 155, la búsqueda e incautación de papeletas por la policía y las manifestaciones de protesta.
(En su empeño en ser superguai, InfoK se servía para explicar la libertad de expresión de Bob Dylan –imitando el corto de presentación de “Subterranean Homesick Blues”–, del icónico cartel de la máscara teatral con la boca tachada en rojo –que representa la defensa de la libertad de expresión– y de John Lennon cantando “Imagine” –canción que fue prohibida temporalmente en las radios españolas en RTVE, así como en la BBC. El truco Dylan sirve para añadir énfasis las palabras claves del mensaje y asociarlo a la rebeldía joven, pero los otros podrían salir por la culata: la segunda estrofa de la canción de Lennon, empieza por “Imagina que no hubiera países, no es difícil...”; y la máscara de boca tachada fue diseñada por Fabià Puigserver para la campaña en toda España en defensa de Els Joglars, procesados en 1977 por “La Torna”; su director era Albert Boadella, hoy uno de los principales críticos del nacionalismo, objeto de sus iras y de ataques del sector más exaltado).
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