Un recurso frecuente de InfoK es la proyección sesgada y simplificadora de la experiencia escolar sobre la política. Así, la autonomía, explican, permite decidir algo, a diferencia de la independencia, que permite decidir todo. Pero de inmediato viene la analogía: “Cuanto mayor eres, más autonomía debes tener”, con lo que va de suyo que la Cataluña adulta debería, como tal, ser independiente, o al menos poder serlo (recuerda al todavía más reduccionista primer spot de la Generalitat para el referéndum, por las mismas fechas: “Naciste con la capacidad de decidir, ¿renunciarás a ella?” -de cero como legitimación política pero de notable como lema publicitario.) Una semana después del referéndum, el 11/10/17, tenemos otro ejemplo basado ahora en la mediación. En el mismo programa se nos informa primero primero a Puigdemont declarando en el Parlamento catalán que el referéndum es válido, que ha ganado el sí y que Cataluña se puede independizar, pero que antes han de dialogar los gobiernos de Cataluña y España; a continuación es el turno de Rajoy, quien, como “los jueces” han dicho que el referéndum no se puede hacer, el resultado no sirve para nada. El escenario es, pues, que Cataluña dice una cosa y España otra, o al menos sus gobiernos, y que los primeros quieren hablar pero los segundos no. A ver, a ver a ver… ¿Qué podría hacer ahora el programa infantil favorito del magisterio? ¡Efectivamente, aplicar la sabiduría del aula de primaria! Acto seguido, se explica a los niños que ellos también tienen opiniones diferentes y ¿qué hacen cuando es así? Viene entonces el desfile de angelitos diciendo que hablan se escuchan, etc., que la presentadora articular en las máximas de diversidad (¡bendita palabra!), respeto, calma y paz. ¿Y si esto no funciona? Entonces tenemos un conflicto y necesitamos… ¡la mediación! Qué coincidencia que justo en esos días fuera esa la baza del nacionalismo, tratando de movilizar a parte de la izquierda, a la iglesia católica, a los colegios profesionales, a Urkullu, a alguna que otra lista de filósofos, a la Comisión Europea.
Este
último programa expresa bien otro aspecto: las cautelas de InfoK para
evitar el peso de la ley. Hay quien habla de políticos presos y quien de
presos políticos, pero el programa vuelca todo su peso hacia esto
último (y ni por ensoñación mencionará la posibilidad de prevaricación
de las autoridades catalanas, desvío de fondos, desacato a sentencias,
etc.). En la generalidad de los casos el argumento nacionalista fluye
como el agua a partir de bases simplistas, imágenes seleccionadas o
analogías abusivas, pero, eso sí, siempre hay alguien, otro,
probablemente feo y gris, que cree otra cosa sin mucho fundamento. Y,
por supuesto, si se tratan estas cuestiones en un programa infantil no
es para llevarlos a ningún sitio sino porque sin duda, como se repite
ritualmente al comienzo del mismo, lo están oyendo en casa, en la calle,
en la escuela y en todas partes. Es lo que la AM Rosa Sensat llama
“coraje”, creo.
La
manipulación, en todo caso, no se limita a los mensajes más explícitos.
De hecho cabe decir que estos son los menos efectivos, ya que son los
más visibles y, por tanto, los más discutibles y por ello vulnerables,
como lo demuestra el hecho mismo de que sean los que han han convertido a
la propia InfoK en (mala) noticia. Los mensajes más efectivos son los
que no parecen tales, los que se presentan fuera de discusión y ajenos a
cualquier opinión, el currículum oculto del programa. Citemos algunos.

Cataluña
y el mundo… sin pasar por España. A InfoK no se le oculta que hay mundo
fuera de Cataluña, pero el resto de España es ignorado al máximo, salvo
en el papel de ogro. El 15/3/18, por ejemplo, se informa de que la prueba voluntaria Canguro Matemático “No
solo se hace en Cataluña; cada año participan treinta países de todo el
mundo,”, aunque en realidad la prueba se hace en toda España, incluida
Cataluña. El 22/3/18 se
compara el nivel de inglés de los escolares catalanes con el de los
europeos, pero no con el resto de España. En el programa especial “Junts contra la por”,
de 27/8/17, tras los atentados de las Ramblas, un experto explica a
media docena de niños que los terroristas eligieron Barcelona por ser
una ciudad de importancia mundial, lo mismo que Londres o París: está
claro que un centenar de víctimas de Madrid no fueron suficientes para
el rango de la ciudad, o que el de la ciudad no elevó el de las
víctimas. A continuación los niños dialogan con el héroe de la trágica
jornada, que no es el policía (y ex legionario) que abatió a los únicos
terroristas a los que había que abatir (no a los posteriores, que se
sabían desarmados), sino el golpista blando Trapero.

Francamente
no creo que los niños de ocho a doce años a los que se dirige se peguen
por ver InfoK, una prolongación pretendidamente divertida del aula en
la pantalla; seguro que prefieren otras programas y otras actividades.
Es más probable que algunos sean puestos a ello por padres indepes, quizá del tipo de aquel narcisista irresponsable de
Ramis que buscaba la foto con el niño a hombros, la flor en la mano y
el agente antidisturbios, y a estos solo los puede salvar una escuela
plural. El problema es que les va a resultar difícil encontrarla. No lo
harán si InfoK, alineado con la agitprop nacionalista, consigue adosarse a la enseñanza primaria,
sobre todo si alguna asociación de la que cabía esperar más
independencia le franquea la puerta declarándolo “un recurso magnífico
para maestros y profesorado”.
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