¡Y ha sido Izquierda Unida!
El pasado 10 de marzo recibí un correo de la Fundación Europa de los Ciudadanos, con una carta anexa de Pedro Chaves e Inés Sabanés -director y presidente, respectivamente, de dicha Fundación, subsidiaria de de Izquierda Unida- en la que se me invitaba a participar en el curso de verano de la Universidad Complutense titulado Nuevas Políticas Públicas para un Programa de Izquierdas, dirigido por Inés Sabanés -además diputada en la Asamblea de Madrid por IU. En el cartel del curso estaban Gaspar Llamazares, Cayo Lara, Willy Meyer y otras figuras políticas y académicas de IU o próximas, además de Robin Blackburn, director de la New Left Review. Yo debía participar en la mesa titulada "Repensando las políticas públicas: Educación", coordinada por Loles Dolz -portavoz municipal de IU en Majadahonda y Coordinadora del Área Federal de Educación de IU-, concretamente ayer, jueves, a las 16:30. Acepté la invitación y la puse en mi agenda.
Hace unos días, ya en vísperas del evento, me di un paseo por la web de los cursos de verano de la UCM, incluido el programa del curso, para encontrarme con la sorpresa de que me había caído del cartel, no ya sin explicación sino incluso sin previo aviso. Aunque la cosa era obvia, envié de inmediato un correo a mi corresponsal para que me lo confirmara, pues no quería ni aparecer donde no se me esperase ni estar ausente de donde se me esperase. Al día de hoy todavía estoy esperando la respuesta.
En medio, un mínimo incidente quizá lo explique todo.El 26 de abril publiqué en El País una columna de opinión titulada "Un primer paso con buen sentido" en la que, al paso que intentaba animar al pacto por la educación que ya era casi evidente que no tendría lugar, repasaba rápidamente cómo cada uno de los actores principales, tras llenarse la boca con la necesidad del pacto, no hacía nada por propiciarlo o lo hacía todo por boicotearlo. Al llegar a IU me referí brevemente a su "dogmatismo irreal", y a los pocos días recibí un correo algo airado de Dolz donde me adjuntaba varios documentos de esta fuerza política sobre el pacto y me reclamaba que aclarase mi posición, "dada la parqueda de mis argumentos". Aunque no lo respondí directamente, fue lo que hice de manerar pública unas semanas después (como sobre otras fuerzas polítcas y sociales) a través de este mismo blog, en este caso en el post titulado "Izquierda Unidad y el [no] Pacto por la Educación".
Desde luego no tengo la pretensión de ser invitado obligatorio de IU, pero, una vez que me habían llamado y había aceptado, me parece francamente sectario descabalgarme de la mesa -después de todo, habría sido una buena ocasión para discutir si mi caracterización de la posición de IU tenía o no fundamento, aunque he de decir que no era a eso a lo que pensaba dedicar mi intervención-, pero, además, se me hace de unos modales pésimos no tomarse siquiera la molestia de avisarlo y explicarlo. Decía Thomas de Quincey, en su magistral Del asesinato considerado como una de las bellas artes, que se empieza asesinando y se termina llegando tarde a las citas. Pues eso: se empieza perdiendo los papeles en política y se termina por perder las buenas maneras.
Blog sobre sociología, educación, actualidad, sociedad de la información, desigualdad
31 jul 2010
26 jul 2010
Booker T. Washington
Hurgando entre los habituales cientos de libros electrónicos sin derechos de autor que suelen acompañar como regalo a la compra de un lector, encontré y decidí leer, aunque a beneficio de inventario, la autobiografía de Booker T. Washington, Up from slavery, más por curiosidad hacia su condición de ex esclavo y líder negro que por expectativa alguna sobre su dimensión de educador. Me encontré, sin embargo, con una muy interesante obra, escrita por un hombre que hizo gala de un espléndido sentido común combinado con un elevado sentido de la responsabilidad. Washington decidió desde niño que dedicaría todo su esfuerzo a aprender a leer y a escribir y a obtener toda la educación a su alcance. Con una determinación fuera de serie y afrontando dificultades y peripecias que dejo para quienes decidan leer el libro, se propuso matricularse en la primera escuela normal para negros, fundada en Hampton (hoy es una universidad) por un filántropo blanco, el general yankee Samuel C. Armstrong. Paso a paso logró convertirse en estudiante, conserje, maestro... hasta que le fue encomendada la creación de una nueva escuela normal en Tuskegee, Alabama, en el corazón del sur recién vencido, que transitaba de la esclavitud a las leyes de Jim Brown. De hecho fue con mucho el más importante líder negro hasta que comenzó a ser cuestionado por el enfoque más radical de W.E.B. Dubois (sociólogo, el primer negro graduado en Harvard) y otros.
Seguramente lo ignoraba todo sobre la pedagogía de su tiempo, pues en sus memorias no hay ni la más leve referencia no ya a autores u obras, sino ni siquiera a ideas o fórmulas cuyas trazas puedan conducir a unos u otras. Por lo demás, probablemente tampoco pasaría el más mínimo examen de corrección política, por no decir ya de progresismo, pues fue un estricto reformista, posibilista moderado, admirador de la alta burguesía norteamericana (incluidos los barones ladrones) y de la aristocracia británica, a muchos de cuyos más representativos especímenes conoció a lo largo de décadas buscando fondos. A su vez, éstos lo jaleaban por su obra, pero también por su claro distanciamiento respecto de cualquier radicalismo, su desconfianza hacia la incursión de los negros en los cargos representativos, etc. A pesar de su opción por tratar a los blancos, y en especial a los del sur, con guante del mismo color, no fue ni mucho menos un Tío Tom, pues a su biografía hercúlea sumo un apoyo decidido, aunque no público, a la batalla judicial por la emancipación.
Washington sostenía una versión micro de la teoría del doux commerce y una idea sencilla sobre el interés mutuo que casi un siglo después recogería, sin darle crédito y para otros propósitos, Milton Friedman. Creía que el reconocimiento del mérito era una ley universal por encima de las diferencias de clase y de raza (y sin duda se veía él mismo como ejemplo). En materia de educación, que es lo que aquí importa, critico despiadadamente la tendencia de algunos negros a aprender latín y griego, en la ingenua creencia de que eso les aportaría distinción y los libraría del trabajo, y la de muchos más a convertirse en maestros y predicadores como una vía fácil para escapar del trabajo físico. Propugnó siempre que los negros aprendieran un trabajo manual, en la idea de que si aprendían a hacer cosas que otros necesitaban tendrían asegurada su independencia: "El individuo que puede hacer algo que el mundo quiere que se haga bien, terminará por abrirse camino a pesar de la raza." "Cualquier individuo que aprenda a hacer algo mejor que cualquier otro -que aprenda a hacer algo habitual en forma no habitual- habrá resuelto su problema, a pesar del color de su piel." Todos los alumnos de Tuskegee, su esposa, sus hijos y él mismo aprendieron, además de magisterio, y practicaron siempre oficios manuales, principalmente relacionados con la agricultura, la construcción y las tareas domésticas
Aunque la crítica de DuBois, el posterior movimiento de los derechos civiles y el Black Power lo relegaron bajo etiquetas de posibilista, moderado, etc., algunas de sus ideas habrían encajado bien en esta nueva era abierta por la elección de Barack Obama. Por ejemplo, su estupor ante la frecuencia con que los negros "parecían depender del Gobierno para todo lo imaginable". Su idea era que la emancipación debía tener una base más económica que política, aunque no lo formulara en esos términos: "El negro será respetado en la medida en que aprenda a producir lo que otra gente quiere y necesita." Así fue como interpretó su experiencia en la Alabama profunda, cuando vio a los blancos (la white trash, tan proclive a compensar su pobreza segregando y oprimiendo a los negros) aceptar y hasta apoyar su trabajo: "Teníamos algo que ellos querían; y ellos tenían algo que nosotros queríamos."
Seguramente lo ignoraba todo sobre la pedagogía de su tiempo, pues en sus memorias no hay ni la más leve referencia no ya a autores u obras, sino ni siquiera a ideas o fórmulas cuyas trazas puedan conducir a unos u otras. Por lo demás, probablemente tampoco pasaría el más mínimo examen de corrección política, por no decir ya de progresismo, pues fue un estricto reformista, posibilista moderado, admirador de la alta burguesía norteamericana (incluidos los barones ladrones) y de la aristocracia británica, a muchos de cuyos más representativos especímenes conoció a lo largo de décadas buscando fondos. A su vez, éstos lo jaleaban por su obra, pero también por su claro distanciamiento respecto de cualquier radicalismo, su desconfianza hacia la incursión de los negros en los cargos representativos, etc. A pesar de su opción por tratar a los blancos, y en especial a los del sur, con guante del mismo color, no fue ni mucho menos un Tío Tom, pues a su biografía hercúlea sumo un apoyo decidido, aunque no público, a la batalla judicial por la emancipación.
Washington sostenía una versión micro de la teoría del doux commerce y una idea sencilla sobre el interés mutuo que casi un siglo después recogería, sin darle crédito y para otros propósitos, Milton Friedman. Creía que el reconocimiento del mérito era una ley universal por encima de las diferencias de clase y de raza (y sin duda se veía él mismo como ejemplo). En materia de educación, que es lo que aquí importa, critico despiadadamente la tendencia de algunos negros a aprender latín y griego, en la ingenua creencia de que eso les aportaría distinción y los libraría del trabajo, y la de muchos más a convertirse en maestros y predicadores como una vía fácil para escapar del trabajo físico. Propugnó siempre que los negros aprendieran un trabajo manual, en la idea de que si aprendían a hacer cosas que otros necesitaban tendrían asegurada su independencia: "El individuo que puede hacer algo que el mundo quiere que se haga bien, terminará por abrirse camino a pesar de la raza." "Cualquier individuo que aprenda a hacer algo mejor que cualquier otro -que aprenda a hacer algo habitual en forma no habitual- habrá resuelto su problema, a pesar del color de su piel." Todos los alumnos de Tuskegee, su esposa, sus hijos y él mismo aprendieron, además de magisterio, y practicaron siempre oficios manuales, principalmente relacionados con la agricultura, la construcción y las tareas domésticas
Aunque la crítica de DuBois, el posterior movimiento de los derechos civiles y el Black Power lo relegaron bajo etiquetas de posibilista, moderado, etc., algunas de sus ideas habrían encajado bien en esta nueva era abierta por la elección de Barack Obama. Por ejemplo, su estupor ante la frecuencia con que los negros "parecían depender del Gobierno para todo lo imaginable". Su idea era que la emancipación debía tener una base más económica que política, aunque no lo formulara en esos términos: "El negro será respetado en la medida en que aprenda a producir lo que otra gente quiere y necesita." Así fue como interpretó su experiencia en la Alabama profunda, cuando vio a los blancos (la white trash, tan proclive a compensar su pobreza segregando y oprimiendo a los negros) aceptar y hasta apoyar su trabajo: "Teníamos algo que ellos querían; y ellos tenían algo que nosotros queríamos."
23 jul 2010
Enseñar es una tarea de equipo
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| Sala de Profesores |
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| Día de investigacion |
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| Día de investigación |
21 jul 2010
El país más limpio
Quien viaje a Japón se llevará enseguida una primera y agradable sorpresa: la limpieza de las calles (y de los parques, las paredes, los servicios...). Pondrá entonces especial cuidado en deshacerse de cualquier residuo sólo en el recipiente adecuado, momento en que llega la segunda sorpresa: ¡no hay apenas papeleras ni contenedores! Un español -al menos yo- llega a vivir como un problema la prolongada y reiterada búsqueda de lugares donde disponer de papeles, botellas, etc.
En España, sin embargo, hay papeleras por doquier, pero eso no impide que las calles estén llenas de papeles, colillas, chicles, botellas, deyecciones caninas, etc., que millones de personas -millones no, pero millones sí- esparcen con gracia sin par según caminan, conducen o esperan sin la menor vacilación. Después de todo, ¿no es la calle para eso? Incluso he llegado a oir que mejor así, pues con ello se crean empleos para barrenderos y demás que, de otro modo, desaparecerían (lo que es tanto como decir que la gente que los desempeña no vale para otra cosa).
Sin duda la pulcritud japonesa se apoya en muchas patas, pero quiero llamar la atención sobre una: el hecho de que, desde su más tierna a infancia, los alumnos aprenden en la escuela (es decir, en la primera y fundamental institución fuera de la familia y el espacio más visitado fuera del hogar) a ocuparse de la limpieza. Todos los días, normalmente después del almuerzo (que suele realizarse en el aula y dura, junto con un rato sucesivo de descanso, unos 70 minutos), o bien al final de la clase, limpian las aulas, lo que quiere decir que quiten el polvo hasta del último rincón, dejan los pupitres colocados e impolutos, friegan los suelos, etc., etc. Para los educadores japoneses no se trata simplemente, ni mucho menos, de una cuestión práctica, sino de una manera más de responsabilizar a los alumnos por la escuela y de formar sus hábitos carácter. A la vista está, en la escuela y fuera de ella, que da resultado.
Debo añadir, sin embargo, que mi primera sorpresa a este respecto no me la llevé donde más la esperaba, en Japón, sino donde menos podía hacerlo, en los Estaods Unidos. En contra de la imagen tópica de los EEUU como el reino del grafitti, me sorprendió hace ya un cuarto de siglo que muebles y paredes en aulas, pasillos, servicios y otras dependencias estuvieran en las universidades norteamericanas infinitamente más límpios, cuidados y respetados que en las españolas. En Japón porque la han heredado (o así lo creen), y en los Estados Unidos porque la han creado (o así lo sienten), la propiedad pública, el patrimonio de la comunidad, son sin duda mucho más respetados que entre nosotros, donde exigimos todo al común pero le damos muy poco.
(Las fotografias aquí incluidas son de Peggy Steffens. Yo lo vi, pero no tuve ocasión de fotografiarlo.)
En España, sin embargo, hay papeleras por doquier, pero eso no impide que las calles estén llenas de papeles, colillas, chicles, botellas, deyecciones caninas, etc., que millones de personas -millones no, pero millones sí- esparcen con gracia sin par según caminan, conducen o esperan sin la menor vacilación. Después de todo, ¿no es la calle para eso? Incluso he llegado a oir que mejor así, pues con ello se crean empleos para barrenderos y demás que, de otro modo, desaparecerían (lo que es tanto como decir que la gente que los desempeña no vale para otra cosa).Sin duda la pulcritud japonesa se apoya en muchas patas, pero quiero llamar la atención sobre una: el hecho de que, desde su más tierna a infancia, los alumnos aprenden en la escuela (es decir, en la primera y fundamental institución fuera de la familia y el espacio más visitado fuera del hogar) a ocuparse de la limpieza. Todos los días, normalmente después del almuerzo (que suele realizarse en el aula y dura, junto con un rato sucesivo de descanso, unos 70 minutos), o bien al final de la clase, limpian las aulas, lo que quiere decir que quiten el polvo hasta del último rincón, dejan los pupitres colocados e impolutos, friegan los suelos, etc., etc. Para los educadores japoneses no se trata simplemente, ni mucho menos, de una cuestión práctica, sino de una manera más de responsabilizar a los alumnos por la escuela y de formar sus hábitos carácter. A la vista está, en la escuela y fuera de ella, que da resultado.
(Las fotografias aquí incluidas son de Peggy Steffens. Yo lo vi, pero no tuve ocasión de fotografiarlo.)
14 jul 2010
La llamada
Vocación, viene del latín vocare, vocatio, llamada. Originariamente se refería a la llamada de Dios a la religión, pero luego se extendió a la atracción por una profesión, en el entendido de que éstas tienen siempre un elemento de servicio a los demás, al sentimiento de ser el tipo de persona adecuado para ella. Fueron Lutero y Calvino quienes le dieron este nuevo y más amplio sentido. Esta llamada se considera la contrapartida de la responsabilidad y la dedicación que las profesiones, dado su alto grado de autonomía, requieren. Vean cómo lo entiende una academia dedicada a la preparación de oposiciones para la enseñanza pública. ¿Educar? ¿Enseñar? ¿Formar ciudadanos? ¿Cuidar? ¿Transmitir el saber? ¿Acercar al conocimiento? ¿Igualdad? ¿Intelectuales críticos? ¿Sacerdotes de la república? Quién sabe, pero ¡para toda la vida!
10 jul 2010
Entrevista en TVE-24h
Entrevista en torno al reciente informe Fracaso y abandono escolar en España.
Empieza en el minuto 5 (después del pulpo Paul) y dura hasta el 20. Ver aquí.
Empieza en el minuto 5 (después del pulpo Paul) y dura hasta el 20. Ver aquí.
9 jul 2010
Fracaso y abandono escolar en España
El fracaso escolar en España es un problema bien conocido y estudiado. Este libro pretende avanzar en su comprensión, insistiendo en los procesos que llevan a la situación final de abandono prematuro y centrando el análisis en la situación, la trayectoria y los discursos de los jóvenes que son considerados fracasados escolares.
Para ello recopila las cifras disponibles, analiza la influencia de factores externos, y se detiene en la trayectoria escolar y en la forma de entender su propio abandono de quienes lo han hecho prematuramente.
Se hace una reflexión que intenta recoger las múltiples dimensiones necesarias para explicar el fracaso y el abandono prematuro, que van desde las nuevas coordenadas de la educación en la sociedad de la información a las dinámicas internas y los instrumentos del sistema escolar, pasando por las grandes fracturas sociales y la tendencia a la desvinculación generalizada de los adolescentes respecto de la institución educativa.
Disponible en la página de la colección Estudios Sociales y en Scribd
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El fracàs escolar a Espanya és un problema ben conegut i estudiat. Amb la intenció d'aprofundir-hi, aquest llibre insisteix en els processos que desemboquen en l'abandonament prematur i centra l'anàlisi en la situació, la trajectòria i els discursos dels joves tinguts per fracassats escolars.
Per a això recull les xifres disponibles, analitza la influència de factors externs i centra l’atenció en la trajectòria escolar dels que deixen els estudis abans d’hora i també en la manera com entenen ells mateixos aquest abandonament.
Aquesta reflexió intenta tenir en compte les múltiples dimensions necessàries per explicar el fracàs i l'abandonament prematur, que van des de les noves coordenades de l'educació en la societat de la informació fins a les dinàmiques internes i els instruments del sistema escolar, passant per les grans fractures socials i la tendència a la desvinculació generalitzada dels adolescents respecte a la institució educativa..
Para ello recopila las cifras disponibles, analiza la influencia de factores externos, y se detiene en la trayectoria escolar y en la forma de entender su propio abandono de quienes lo han hecho prematuramente.
Se hace una reflexión que intenta recoger las múltiples dimensiones necesarias para explicar el fracaso y el abandono prematuro, que van desde las nuevas coordenadas de la educación en la sociedad de la información a las dinámicas internas y los instrumentos del sistema escolar, pasando por las grandes fracturas sociales y la tendencia a la desvinculación generalizada de los adolescentes respecto de la institución educativa.
Disponible en la página de la colección Estudios Sociales y en Scribd
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El fracàs escolar a Espanya és un problema ben conegut i estudiat. Amb la intenció d'aprofundir-hi, aquest llibre insisteix en els processos que desemboquen en l'abandonament prematur i centra l'anàlisi en la situació, la trajectòria i els discursos dels joves tinguts per fracassats escolars.
Per a això recull les xifres disponibles, analitza la influència de factors externs i centra l’atenció en la trajectòria escolar dels que deixen els estudis abans d’hora i també en la manera com entenen ells mateixos aquest abandonament.
Aquesta reflexió intenta tenir en compte les múltiples dimensions necessàries per explicar el fracàs i l'abandonament prematur, que van des de les noves coordenades de l'educació en la societat de la informació fins a les dinàmiques internes i els instruments del sistema escolar, passant per les grans fractures socials i la tendència a la desvinculació generalitzada dels adolescents respecte a la institució educativa..
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