21 jul 2005

¡En horario lectivo!

Hace unos días, en el coloquio posterior a una conferencia, un docente lanzó una encendida denuncia del maltrato al que, según él, se vería sometido el profesorado de la enseñanza pública (el de la privada trabaja más y cobra menos, pero recordarlo sería cuestionar el pretendido acoso contra la pública). El rosario —por que es un rosario, en el fondo y en la forma— de críticas incluía una que, siempre que la he oído o leído —y lo he hecho muchas veces—, me ha llamado poderosamente la atención: no se ofrece suficiente formación en horario lectivo. No voy a discutir si es o no suficiente, ni si tiene sentido que sea voluntaria, ni la incongruencia de que no se evalúe a los formados. Lo gordo es lo del horario, pues un docente tiene a la semana 35 o 37,5 horas laborales y entre 12 y 20 lectivas. Si mis cálculos no fallan, restan entre 15 y 25 que, al cabo del año, y aparte de otras tareas, llegan para formación. Además, tiene un calendario laboral de 11 meses, de los que son lectivos entre 8 y 9, lo cual deja aún más tiempo disponible.
Intento entender, pues, lo del horario lectivo, aunque me cuesta. Una posible interpretación es que alguien piense que es más de izquierdas reivindicarla en el lectivo que sólo en el laboral (en muchas ocupaciones tiene lugar fuera de ambos), pero me resisto a aceptar tal simpleza. Más verosímil parece otra: hay docentes para quienes cualquier motivo es bueno para dejar el aula, y el de la formación sería excelente por entretenido, justificado, gregario, etc. También cabe una tercera: algunos confunden horario lectivo y horario laboral, y no precisamente porque hayan ampliado el primero hasta abarcar el segundo sino porque han comprimido éste hasta reducirlo a aquél. Cómo se les ha tolerado, consideran ya una agresión que se les pida algo más. Siempre ha habido y habrá holgazanes y tramposos; lo preocupante es que encuentren cobertura ideológica y organizativa.

3 comentarios:

  1. Anónimo16:05

    Supongo que la queja viene más bien a ser la siguiente: no está suficientemente reconocido el esfuerzo personal por llegar a ser un buen profesor. Por mi parte, he realizado tres cursos de formación durante este año y el esfuerzo ha sido tan grande que dudo que vuelva a repetirlo.
    Un saludo.

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  2. Anónimo00:57

    si el esfuerzo personal ha de ser reconocido socialmente, sería fácil colegir que el del matricero, ebanista, funcionario de AGE, policía,albañil, conductor de autobús.... tampoco lo están, ¿y?

    al menos que estemos hablando en ese tono pseudomístico tan querido para la progresía que definía al profesor como enseñante, trabajador de la enseñanza , y en uno de sus colmos "fuerza de la cultura", y que por tanto tenga, el oficio del que estamos hablando, "un valor añadido", porque si de eso se tratara estaría bien decir cuál es.

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  3. Anónimo12:00

    ¡Menos mal que alguien lo dice!, aunque eso sí, Sr. Enguita, no tiene usted ninguna posibilidad de ser elegido miembro de la Junta de Personal por parte del profesorado.

    Paricularmente pienso que existiría un fácil remedio: TODOS DE 8,30 A 15. Tendría unos efectos terapéuticos increíbles, véase:
    Dejaría de haber agravíos comparativos entre horarios, al no sentirnos agraviados, nos quedaríamos sin coharatada o sin justificación, para trabajar menos porque nos maltratan y NOS DARÍA TANTO TIEMPO A FORMARNOS QUE NOS SOBRECUALIFICARÍAMOS.

    Nota: Yo tampoco me voy a presentar a las elecciones sindicales.

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